Simbología
CASA


En un lugar cualquiera, aunque no en cualquier lugar, podremos encontrarnos.
En el interior de esta casa cabemos todos, y aquel que entra siente a sus compañeros. Nosotros trabajamos juntos y podemos hacerlo porque existe el respeto. Seres distintos: ¡Yo se bailar! ¡Yo sé cantar! ¡Y yo dibujar! Y tú sabes… Nosotros sabemos compartir nuestras habilidades y también nuestros sueños. Juntos podemos conseguir lo que nos proponemos y, es más, podemos proponernos algo porque estamos vivos. Nuestra casa no da vida pero la tiene porque quienes la integramos la tenemos. Así, en el jardín de la casa, en la calle de enfrente, en el pueblo vecino o quizás lejos, muy lejos de aquí la vitalidad que nos llena viene con nosotros.
(Merche Pérez G-H. 1991)
ÁRBOL


Desde el subsuelo se alza el pino majestuoso. Queremos que este árbol represente todos los árboles, todas las flores, todos los nidos de todos los pájaros … y nosotros con un gran pino formamos parte de la maravillosa reunión con la naturaleza animada. Como un árbol, recibimos alimento y sentimos el aire. Debemos cuidarnos pues un viento muy fuerte puede hacernos tambalear, pero nuestras raíces son profundas y no caeremos. Nuestro cuerpo es importante y cuando estamos limpios, sanos… nos sentimos mucho mejor. Así como respetamos nuestro cuerpo, también cuidamos en resto de la naturaleza y de esta manera convivir con lo que respira sea o no diferente en su forma física.
(Merche Pérez G-H. 1991)
MONTAÑA


No sé si podré dar un paso más pero de lo que estoy seguro es de poder intentarlo. Poco a poco escalamos la montaña. Cada minuto, cada día avanzamos sintiendo que a veces las fuerzas nos abandonan. Aun así nos superamos cada vez que nos falta aliento, respiramos y seguimos adelante. A veces tras perdernos en la grandiosidad de la montaña, sin embargo nos sentimos importantes por que descubrimos que somos capaces de intentar algo y más importante aún si somos conscientes de nuestras limitaciones y así, nos dirigimos a la meta personal.
(Merche Pérez G-H. 1991)
SOL


Hoy también amanece, como ayer, como todos los días, aunque podamos sentir cada mañana una luz nueva. El Sol nos inunda de calor que nos hace vibrar. Hacia él vemos volar a los pájaros y nos gustaría ser como ellos, libres. Nuestros brazos no son alas y el esqueleto que nos sostiene es demasiado pesado para poder elevarse pero… nos imaginamos allá arriba, rasgando el viento hacia la gran bola de fuego. Somos entonces libres porque nuestra imaginación nos balancea hasta donde nuestros ojos no alcanzan.
(Merche Pérez G-H. 1991).
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